Transporte refrigerado
El transporte y conservación de vacunas o medicamentos se tiene que hacer de forma correcta para garantizar que el efecto de las vacunas no se pierda. Por eso, cuando transportamos las vacunas ya sea para llevarlas a las farmacia, a casa o al centro de salud, siempre tenemos que respetar las medidas necesarias para su conservación.
Una conservación inadecuada reduce la inmunogenicidad de las vacunas o incluso llegar a perder el efecto totalmente, provocando que las personas vacunadas sean susceptibles a contraer la enfermedad. Por este motivo es de vital importancia tener una buena conservación de las vacunas. Una correcta conservación es la base que sustenta las buenas prácticas de vacunación.
¿Cómo se transportan las vacunas?
Las vacunas son medicamentos delicados que tienen que ser transportado y conservados con el mayor cuidado posible, ya que si no se cumplen las condiciones necesarias de manipulación la vacuna pierde potencia y eficacia, poniendo en peligro nuestra salud.
necesitaremos un equipamiento especial:
-Vehículos frigoríficos
– Neveras portátiles
– Cajas isotérmicas
– Acumuladores de frío
– Controladores de temperatura
No siempre se necesita la utilización de todo el equipamiento. Dependerá del volumen de las vacunas que tenemos que transportar, la temperatura ambiente, la distancia que hay que recorrer y el tiempo.
Respetar la cadena de frío es lo más importante, no se puede romper en ningún momento. Es por eso que siempre hay que tener un acumulador de frío y un controlador de temperatura, independientemente del método de transporte que se realice.
Conservación de vacunas, ¿en qué consiste?
Para la correcta conservación de las vacunas se tienen que guardar en la nevera y de una forma que permita la circulación del aire entre las cajas dejando un espacio entre ellas y evitando que toquen las paredes de la nevera. Se recomienda que las bandejas donde están colocadas las vacunas sean de malla metálica o que contengan perforaciones en su base para evitar que se acumule humedad.
Muchas vacunas son fotosensibles, son sensibles a la luz por lo que a la hora de almacenarlas se tienen que mantener cerradas en sus cajas originales y en lugares donde no estén expuestas a la luz.
Hay que comprobar la fecha de caducidad de las vacunas y desechar las que ya están caducadas. La fecha de caducidad aparece en la caja y muestran el mes y el año finales de su periodo de validez.
Hay que evitar las siguientes situaciones:
– El calentamiento por dejar las vacunas fuera de la nevera.
– Dejar las vacunas expuestas a fuentes de luz y calor.
– La invalidación de la vacuna por sobrepasar la fecha de caducidad.
Limpieza del frigorífico
Como ya mencionamos la cadena de frío es fundamental para la conservación de las vacunas es por eso que la limpieza de los frigoríficos se debe hacer realizar cada mes y cada vez que la capa de escarcha sea superior a 5 mm.
Para la limpieza de la escarcha que se acumula en el frigorífico no hace falta emplear métodos agresivos, tienes que dejar que el hielo se deshaga. Consulta en manual de equipo para ver su cuenta con un sistema de desescarche o no. Si la acumulación de escarcha ocurre con frecuencia ponte en contacto con el servicio técnico para resolver el problema. La acumulación de escarcha provoca que el equipo no funcione correctamente, además aumenta el gasto de energía.
Para realizar la limpieza del frigorífico hay que elegir los mejores productos, y sobretodo los más adecuados. Hay que evitar que los productos de limpieza entren en contacto con las vacunas almacenadas. Por eso, hay que tener las vacunas almacenadas correctamente, sin romper la cadena de frío, en otro lugar hasta que finalice la limpieza.
Aunque en los equipos frigoríficos la aparición o expansión de las bacterias es difícil debido al frío, aún pueden aparecer propagaciones indeseadas como hongos o bacterias resistentes a las bajas temperaturas por eso hay que limpiarlo de forma adecuada.
